Sé que lo que voy a compartir va a generar incomodidad/miedo, y lo entiendo. La cultura de dieta se ha encargado de obsesionarnos con la comida saludable, con la premisa de evitar la “obesidad”, alejándonos de la alimentación intuitiva. Obteniendo resultados contrarios a los perseguidos, pues el uso de un lenguaje prohibitivo, fomenta una mala relación con la comida, y, por tanto, tal prevención de la “obesidad” es una falacia.
Es cierto que debemos velar para que nuestros hijos consuman alimentos nutricionalmente interesantes, pero el cómo lo hacemos es casi tan o más importante, que el qué. Brindarles seguridad y confianza ante la alimentación, les va a permitir crecer y sentirse seguros de lo que comen. De nada sirve controlar la alimentación de nuestros pequeños a edades tempranas, si para cuando sean autónomos, no sepan el cómo ser responsables con su alimentación, y vivan agobiados por la comida y con su cuerpo.
Los dulces y el azúcar pueden son un tema complicado para muchas familias, pero quiero decirte que no estás solo, estoy aquí para acompañarte.
Prohibir, restringir, o demonizar a algún alimento, con hechos, gestos o palabras, no hará más que ponerlo en un pedestal, lo convertirá en un objeto de deseo para los pequeños.
Ante estas situaciones, los padres automáticamente piensan:
—Voy a dejar que coma únicamente dos chocolates— e inmediatamente los esconden en un lugar donde no pueden alcanzarlos.
o
—Si te comes el brócoli, te doy un chocolate—
o
—Si te portas bien te doy una piruleta— utilizando a estos alimentos como manipulación
¿A qué esto les ha pasado? En aras de cuidar su salud, buscando alejarlos de estos alimentos, lo estás acercando a ellos.
Sé que todo lo has hecho desde el desconocimiento y la preocupación que puede generarte, el que tu hijo coma mucha azúcar. Es normal, la cultura de dietas lo ha satanizado. Pero la idea es que tu hijo aprenda a comer golosinas o chuches de una forma autorregulada, sin obsesiones.
Para aprender a manejar estas situaciones, debemos tener cuidado en lo que a nosotros como padres podemos sentir, pensar y transmitir, sin querer, a nuestros hijos, pues tenemos internalizado que el azúcar es veneno.
Si quieres que tu hijo crezca en un ambiente de confianza en torno a la comida, estás en el sitio correcto, ¡bienvenido! Puedes revisar los post en mi Instagram, donde ahí también te ofrezco tips para que sus hijos aprendan a autorregularse frente a las golosinas.
Las celebraciones donde abundan los dulces, pueden ser una de las oportunidades para que sus hijos aprendan a autorregularse con estos alimentos, y para que, como padres, aprendamos a confiar en ellos, por supuesto, bajo nuestra dirección. A continuación, les escribo algunos tips a tomar en cuenta para remontar con éxito las celebraciones.
- Cree una estructura y sostenga una rutina de alimentación, es decir, mantenga sus tres comidas principales y meriendas. Evite poner menos alimentos en el plato, por el hecho de que su hijo ese día comerá dulce. Todo lo contrario, mantenga su alimentación y nivel de saciedad normal, eso hará que no coma o consuma menos cantidad de dulces/chocolates. Es muy probable, que su hijo ese día esté más pendiente de los chocolates o la celebración y no muestre mucho interés en comer los otros alimentos ¡No pasa nada, es normal! Mantenga una apostura neutral, sin hacer ningún comentario, tal como: “si no comes, no te voy a dar chocolate”, o el chantaje, “si comes, te doy más chocolate”. Evite decir esas frases.
- Permítale comer los dulces, y no olvide mantener una postura neutral, evitando la vigilancia o el control de lo que come su hijo.
- Llegado el momento, deje que coman y exploren lo que les apetezca, evite prohibirlos, o esconderlos. Ellos están conscientes de que hay muchos dulces, escondérselos solo aumentará su deseo.
- Puede ofrecerles una golosina como parte de la merienda, es decir, acompañados con un vaso de leche o fruta. Muy probablemente, que ese día, únicamente comerán los dulces. No pasa nada. Es normal. Piense cuando le regala a su hijo un juguete nuevo, durante un tiempo ese juguete es la estrella, pero después de unos días pasará a formar parte del resto, y es muy probable que no juegue más con él, eso mismo pasará con los dulces, si nosotros sabemos mantener una postura neutral ante ellos.
- Use un lenguaje corporal y verbal neutral. Es normal que genere angustia que el niño se empache con dulces. Pero es mejor sentarse con ellos y compartirlos juntos, como una actividad normal. Evita mensajes como: “no comas tanto que después te duele la tripa” o “no comas tanto que luego te da diarrea”.
- Si presentan dolor de tripa, es normal y no te preocupes, si esto llega a pasar, es lo que le va a permitir aprender a autorregularse para las próximas experiencias.
- Evite el televisor, iPad, móviles o juguetes mientras comen sus dulces, esto los desconecta de sus sensaciones corporales de saciedad.
- Guarden juntos los dulces en la despensa, que sepan dónde permanecerán almacenados, y que los pueden comer en la próxima comida y/o el resto de los días como postre o en sus meriendas. Con esta actitud, le estará brindando confianza. Es mejor que los pidan, a que lo tomen a escondidas, no obstante, es importante, poner límites o normas, como por ejemplo, que si desea comer, debe pedírselo a mamá/papá.
Una vez puesto en práctica los tips para que los más pequeños aprendan a autorregularse las golosinas en las celebraciones, o fechas especiales, nos queda la pregunta:
¿Cómo manejar la situación los días posteriores?
– El día siguiente es normal que pida más dulces, se puede decidir dárselo como postre de una comida/cena o como merienda.
– Los días posteriores se puede ir espaciando el periodo, e ir ofreciéndoselo cada cierto tiempo.
Recuerde ofrecer la golosina, o chuche siempre acompañado de un vaso de leche, un yogur o una fruta. La idea es que el niño reciba el mensaje de que todos los alimentos son iguales. Entender este concepto hará que su deseo por los dulces sea desde un lugar sano, justamente para evitar la obsesión y la pérdida del control hacia su consumo.
Y concluyo con la recomendación de la reconocida la internacionalmente reconocida dietista-nutricionista, y terapeuta familiar, Ellyn Satter:
“Nosotros como padres tenemos la responsabilidad del que, cuándo y dónde comen nuestros hijos y ellos tienen la responsabilidad de decidir lo que quieren y cuánto desean comer”.
No los obligue a comer… ni le prohíba algún alimento. Solo en el caso de que el niño tenga una condición clínica, alergia, o intolerancia, se debe restringir algún alimento.
Ya conoce como remontar la dulcemente amarga cuesta del exceso de dulces en las fiestas, ayudemos a nuestros hijos e hijas a construir una relación sana con la comida, y a mantener sus instintos naturales de saciedad.