La madre es una de las personas más afectadas, cuando su hijo padece de un TCA. Por esta razón hoy en su día, les quiero dedicar este post.
Les comparto una frase lo que me dijo una madre de un paciente, cuando se enteró de que su hija padecía de un TCA. “Miedo, incertidumbre, culpa. No hay palabras para explicar lo que sentimos cuando nos confirmaron que nuestra hija estaba padeciendo un TCA. Y ahora, ¿qué hacemos? Fue todo lo que se me ocurrió preguntar.” Y eso es lo que sienten la gran mayoría: culpa, angustia, agobio. Hay quienes al principio lo niegan, como un mecanismo inconsciente para enfrentar el miedo y el dolor, pues sienten en el fondo, lo que su hijo sufre y conocen a todo lo que se tienen que enfrentar. ¿Fácil?, fácil no es… pero sepan que no están solas.
Tu papel de madre en la recuperación de tu hijo/a es fundamental, no importa la edad, si es menor de edad se puede facilitar el proceso, sin embargo, si estamos ante un adulto en estado grave, donde su condición clínica no le permite tomar adecuadas decisiones, tu apoyo es primordial. Tu apoyo y comprensión es siempre esencial. El estar ahí, acompañándolos en el proceso, es primordial para la recuperación.
Recuerda siempre: “Tú no tienes la culpa de que tu hijo tenga un TCA”, pero si es importante que sepas, que es muy posible que debas revisar algunos comportamientos que puedan estar fomentando la conducta de la enfermedad, pero esto aunque los amigos y los miembros de la familia a menudo tienen buenas intenciones, pueden compartir involuntariamente cosas que son sensibles o desencadenantes y, de hecho, pueden fomentar comportamientos de trastornos alimentarios, no quiere decir que sea tu culpa, y por supuesto tampoco la de tu hijo.
A continuación comparto unos tips generales, que pueden facilitar la convivencia, mientras transcurre el proceso de recuperación. Es importante siempre seguir las recomendaciones del equipo de tratamiento, que son quienes conocen cuáles son las necesidades de una forma personalizada, pero de seguro, estas herramientas serán de gran ayuda:
- Evita mostrar preocupación con comentarios hacia su apariencia física:. Por ejemplo:”Que flaco estás”, “te vas a desaparecer” o “has engordado mucho” o “te ves genial”, ya que esto lo que hace es re alimentar a la enfermedad, si estamos ante una anorexia, sentirá placer y no hará más que reforzar la conducta de restricción y/o purga. Y si estamos ante un trastorno por atracón, se puede generar un sentimiento de culpa, que lo conllevarán a presentar ingestas compulsivas.
En lugar de centrarnos en la apariencia, demostremos interés, como por ejemplo: “Estoy preocupado por ti, porque te niegas a desayunar o almorzar”. “Ya no compartes con nosotros la comida”, ¿de qué forma puedo ayudarte? Me preocupa la frecuencia con la que vas al gimnasio,
- Es muy frecuente que te pregunten si se ven gordos, evita decirles que no lo están, esto refuerza su creencia de que necesitan perder más peso para ser aceptados, y le damos importancia a la imagen corporal. Puedes indicarle que tienen prohibido conversar de estos temas, y que estos deben ser tratados con su equipo de tratamiento.
- Evita convertir el momento de las comidas en un campo de batalla. Acompáñalo, no lo obligues, conversa desde la comprensión. Por ejemplo, si no quiere comer más, dile que sabes que es difícil y que lo comprendes, pero colaborar contribuirá a su recuperación, si no logras nada, no lo obligues y deja que lo hable con sus terapeutas.
- Que comer fuera de casa no sea otra batalla, sigue las instrucciones del equipo de tratamiento, probablemente aún no se siente preparado, no te preocupe, ya llegará ese momento.
- No lo fuerces a comer alimentos que para ellos son difíciles, espera las indicaciones de su nutricionista, ella sabrá cuando es el momento apropiado, para esto hay que trabajarlos
- Evita que coma a deshoras. Intenta mantener una estructura en su alimentación, bajo las directrices de su nutricionista.
- Reconoce el comportamiento destructivo de una manera compasiva y busca el momento para conversarlo. Evita hacerles comentarios en el momento de la conducta, por ejemplo, durante o inmediatamente después del atracón o el vómito, tampoco te hagas la vista gorda, sé asertiva, para ellos ese momento es muy difícil y lo pasan mal.
- No tomes ningún comportamiento de forma personal. Sentirnos enojadas, ofendidas, heridas es muy frecuente. Todos estos sentimientos son normales, y no vienen desde la mala intención. No tiene que ver contigo.
- Evita controlarlos y avergonzarlos, no le diga: “te has comido todos los paquetes de galletas” ya ellos de por sí sienten vergüenza por hacerlo, no hace falta que se los recalques.
- Recuerda que eres su madre y no su terapeuta. Cualquier dificultad convérsalo con el equipo de tratamiento.
- Busca tiempo para ti, intenta realizar una actividad que sea de tu agrado, salir con tus amigas, ir de paseo etc. Cuando alguien a quien amamos está luchando, nos sentimos agotadas, por lo que es importante practicar tu propio cuidado personal y buscar ayuda. Considera ver a un terapeuta o unirte a un grupo de apoyo. Si te resulta difícil ponerte a ti misma en primer lugar, piensa que para poder darle apoyo a tu hijo/a, tú debes estar bien, para que todo fluya de la mejor manera.
Lo más importante para desafiar a los TCA es
- Guardar la calma.
- Tener compasión: Reconocer lo difícil que es para ellos.
- Brindarle cuidado y cariño: Preguntarles de qué formas podemos ayudarlos.
- Ofrecerles un crecimiento personal guiado: Hacerles notar que ellos solo ven el detalle y el ahora. Nosotros tenemos una visión más amplia.
- No confabularse: Poner reglas, límites. Respetar las mismas reglas que se tenían en casa antes de la enfermedad.
Si deseas más orientación, escríbeme…